Trapalón, trapacero, farandulero, catacaldos, son adjetivos con una connotación no muy positiva, pero que en mi casa, de toda la vida, se han usado con un matiz cariñoso para describirnos cuando nos metíamos en algun lío o hacíamos algo fuera de lo común, siempre con la mejor intención. Ser curioso, descubrir, probar, ser el perejil de todas las salsas,...reír, vivir. Por eso, espero que Trapalonia sea un punto de encuentro entrañable para nuestras trapacerías.
3 comentarios:
Y es que Rilke era un sabio y como tal dió en la diana. Es un poeta que me encanta.
No tendría que ser una difícil tarea, el tiempo, la convivencia, la experiencia, saben elegir a unos pocos que siguen apostando por una persona a pesar de los problemas. Hoy en día tiramos la toalla con demasiada facilidad y es curioso como se regeneran las relaciones al igual que las plantas cuando se tiene el propósito sano de seguir en ruta por ambas partes.
Bueno, bueno, que me enrollo: ¡Un beso Antònia!
Gracias, Pirata!
Tienes toda la razón. Bien dicen que lo que vale la pena cuesta. Quizás se abandona lo que es demasiado fácil. No sé,... sea como sea, creo que siempre hay que luchar por el amor, y pienso seguir haciéndolo.
Besos!!
Has elegido unas preciosas palabras de Rilke, para empezar el año.
Todo hay que trabajarselo, ganarlo, cuidarlo y más que nada el amor, que necesita ser mimado cada día.
Besos fuertes, Antónia.
PD: Haz el favor de aparecer y no te pierdas por los recovecos...
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