Trapalón, trapacero, farandulero, catacaldos, son adjetivos con una connotación no muy positiva, pero que en mi casa, de toda la vida, se han usado con un matiz cariñoso para describirnos cuando nos metíamos en algun lío o hacíamos algo fuera de lo común, siempre con la mejor intención. Ser curioso, descubrir, probar, ser el perejil de todas las salsas,...reír, vivir. Por eso, espero que Trapalonia sea un punto de encuentro entrañable para nuestras trapacerías.
domingo, 8 de agosto de 2010
miércoles, 12 de mayo de 2010
Este domingo, en Valencia
Hoy quiero invitaros a todos a compartir este domingo, 16 de Mayo, en el Jardín del Turia, bajo el Palau de la Música, en Valencia, el 2º Encuentro de Galgos y Podencos.
El año pasado no puede asistir, pero este domingo Ulises y yo iremos para compartir la mañana con otros perros de su raza, y para que haga relaciones y todos vean lo estupendo y guapísimo que está.
Creo que el encuentro del domingo será una buena oportunidad para que todos aquellos amantes de los animales, de los perros en especial y de los galgos en particular, pasen una mañana agradable compartiendo intereses, experiencias e inquietudes con gente afín y con animales maravillosos.
Mientras llega el domingo, aquí os dejo una foto de mi Ulises esta mañana desayunando un trozo de pan de molde, que le encanta. Está enorme (hoy lo ha pesado la veterinaria y ya ha llegado a los 26'5kgs.) y precioso, ¿verdad?
Pues todo lo que tiene de guapo, lo tiene de trasto. Es peor que un terremoto, pero cuando acaba de hacer una trastada me mira con esos ojos y... yo me derrito. ¿Qué me habrá dado a mí semejante embaucador perruno?
De momento, dejo la pregunta en el aire... Pero tampoco hay que ser catedrático para darse cuenta de la fuerza que tiene el amor.
sábado, 20 de febrero de 2010
Explosión de color y vida
Ayer estuve en el Mercado Central de Valencia, después de meses de no pasarme por allí. Es toda una experiencia. Yo soy la primera que estoy abonada a los supermecados de mi barrio y a las grandes superficies, pero cuando se trata de comprar para vivir lo que se compra, no hay nada como un mercado central.
El color lo envuelve todo, los aromas, el ruido de las voces , las conversaciones, los gritos de los tenderos para hacerse entender y mostrar su género, los sabores transformados en espectáculo,... Y es que, cuando se compra en un mercado, la comida que nos va a alimentar se convierte en una experiencia desde el primer momento: decidir la receta, seleccionar los ingredientes, buscar aquellos más frescos y apetecibles, transportarlos con esmero hasta llegar al mágico laboratorio de nuestra cocina. Y recrearse. Recrearse en todo lo que nos rodea. La vida lo inunda todo, en el mercado y sus alrededores, la gente va y viene, charla, escoge, paga, busca, descubre, prueba,... Es un placer para los sentidos y es algo que nunca podrá sustituir la comodidad de las bandejas preparadas en los grandes frigoríficos. Es un lujo poder decir: - No me pongas esa,... ¡ponme aquella!
Espero que los que no lo conozcáis os animéis a descubrirlo, y que todos podamos seguir disfrutándolo mucho tiempo aún.
jueves, 14 de enero de 2010
La mona Luisa
La mona Luisa
Siempre tenía prisa.
¡Que me voy para
El mercado,
Que se acaban
Las bananas!
¡Que me tengo
Que teñir,
Que me están
Saliendo canas!
Mientras hago
La comida,
Iré planchando
La ropa,
Pero como me descuide
Se me va a quemar
La sopa.
Hay una fiesta
En la selva,
También quiero ir
Al teatro.
¡En vez de ser
Una mona,
Tendría que haber
Sido cuatro!
Y así un día
Y otro día.
Descansar,
¿Qué sera eso?
Como no me pare
Un poco,
¡Me estoy quedando
En los huesos!
Luisa se ha apuntado
A yoga.
Quiere olvidar
El estrés.
¡Aprenderá a estar
Tranquila
Y a tener
Quietos los pies!