
Ayer estuve en el Mercado Central de Valencia, después de meses de no pasarme por allí. Es toda una experiencia. Yo soy la primera que estoy abonada a los supermecados de mi barrio y a las grandes superficies, pero cuando se trata de comprar para vivir lo que se compra, no hay nada como un mercado central.
El color lo envuelve todo, los aromas, el ruido de las voces , las conversaciones, los gritos de los tenderos para hacerse entender y mostrar su género, los sabores transformados en espectáculo,... Y es que, cuando se compra en un mercado, la comida que nos va a alimentar se convierte en una experiencia desde el primer momento: decidir la receta, seleccionar los ingredientes, buscar aquellos más frescos y apetecibles, transportarlos con esmero hasta llegar al mágico laboratorio de

Espero que los que no lo conozcáis os animéis a descubrirlo, y que todos podamos seguir disfrutándolo mucho tiempo aún.
9 comentarios:
¡Que fotos tan bonicas!
Si cuando vi entre mis enlaces la del Mercado de abastos (aquí se llama así) pensé que era el Mismísimo Taj Mahal, buuueeenooo, no tanto ;)
¿Son tuyas?
Una explosión de color, hay que comer fruta fresca y verdura.
Pues mira Antònia, hace unos años iba al mercao de mi ciudad que se llama S. Agustín, ahora me pilla lejos.
Es un antidepresivo, por eso las mamás de antes no estaban tristes, era un lugar de encuentro, se tomaban el café con churros, se daban las recetas de las comida, se contaban sus cosillas...
Es todo un mundo, estoy de acuerdo.
¡Un beso después de mi parrafada!
Hola Pirata!
Qué más quisiera yo que que las fotos fueran mías! Aún me falta para llegar a ese nivel...
Estoy de acuerdo con eso de que es un antidepresivo. Y es curioso, hoy comentaba con mi hermana cómo me gusta ver y sentirme inmersa en ese bullicio y, sin embargo, no soporto las aglomeraciones de los centros comerciales y las grandes superficies. Ambas son un ir y venir de gente, pero mientras la primera me reconforta y me da vida, la segunda me agobia y casi llega a deprimirme. Debe ser por el tipo de energía que irradian cada uno de estos lugares, porque si no, no me explico.
Besos!!
Eso son los mercados de toda la vida. Una explosión de color, el bullicio de la vida.
Llevas razón, Antonia, se compra con otra alegría, es distinto;))
Precioso el mercado que teneis en Valencia, doy fé.
Besos!!
Es el mejor espacio, además que uno encuentra de todo, no hay nada como un mercado tradicional, productos naturales y no tanto supermercado, o hipermercado moderno. Además que sino, se pierde ese visillo y esa gracia de siempre, además que los puestos, tal y como se ven en la imagen, te inundan de grandeza. Un lugar maravilloso donde los ojos y el elixir del alma se pierde tras la calidez de las gentes y la humanidad. Un abrazo.
querida Antonia...Como ves ya llegue de las vacaciones que tenia preparando mi nuevo libro pero los amigos ...por correo ...por mensajes por los comentarios no me han dejado y he tenido que volver para abriros el blog...buen ya lo ire haciendo mas despacio pero a la vez es un honor para mi ver que tengo tantos amigos por estos mundos.
¿Como esta tu perrita? y tu sobrinita???.
besos Antonia
Marina
Ir al mercado es toda una experiencia, un viaje a los sentidos y a traves del tiempo, sientes una alegría interior...
que casualidad querida Antonia que yo hoy me acordaba de ti y pensé en buscar tu enlace para entrar a tu blog y cual es mi sorpresa que te encuentro en los comentarios.¿que tal tu sobrinita?...¿que tal tu perrito? y tu hermana me alegraré que todos esteis bien ...mi casa "Espigas del alma sigue siendo tuya.
Besos
Marina
Yo tambien soy adicta a los mercados.
Me encanta tu vuelta.
Un beso
Nos hemos vuelto demasiado comodones, en detrimento de lo natural y sano. A ver si poco a poco vamos cambiando. besos
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